Pocas teorías políticas han sido tan resistidas, combatidas y estigmatizadas como el anarquismo. Este consiste en una corriente de pensamiento que esgrime una crítica radicalmente cuestionadora y deslegitimadora de las instituciones y de toda representación de autoridad y dogmatismo. Así como el anarquismo consiste en una postura anti-Estado, ha de serlo también anti-derecho, en el sentido de un sistema normativo que consista en el ordenamiento de la autoridad ejecutora de los imperativos, de órdenes dirigidas a los hombres. Es por ello que, este trabajo tiene el objetivo de poder detectar, individualizar y delinear las nociones fundamentales en torno al derecho que definen al pensamiento anarquista, y de las que se deducen muchas de sus conclusiones.
Mi primer objetivo en este breve texto es exponer el sentido técnico y filosófico de “crítica” y sus características específicas. Luego mostraré algunas limitaciones y defectos epistemológicos de la crítica del derecho contemporánea. Finalmente, intento mostrar la compatibilidad y complementariedad entre un programa radical de crítica del Derecho y la conceptualización kelseniana del Estado y del Derecho.
El primer objetivo de este trabajo es investigar algunas de las ideas que Piotr Alekseievich KROPOTKIN (1977) presenta en su artículo “La moral anarquista” (p. 177) y, a partir de la crítica de esos postulados, mostrar que se puede construir una “solución” al dilema del prisionero que permita coordinar la racionalidad individual con la racionalidad colectiva.